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Dalái Lama admite conocer casos de abuso en círculos budistas

A los cuatro años, Tenzin Gyatso sabía su destino, y una delegación de monjes lo supo desde antes de que naciera.

En 1938, fue trasladado al monasterio de Kumbum, donde comenzó a formar su futuro, luego, el 22 de febrero de 1940, cambió su nombre de nacimiento a Jetsun Jamphel Ngawang Lobsang Yeshe Tenzin Gyatso, asumiendo su rol como la decimocuarta reencarnación del Dalái Lama.

Tantos años de servicio al budismo, y el cómo pidió por la liberación del Tíbet sin uso de violencia, le sirvieron para que recibiera el Premio Nobel de la Paz en 1989. A lo largo de su vida, cumplió con diversos actos que ahora le dan su reconocimiento como “el maestro reencarnado”.

Sin embargo, un lamentable suceso ocurrido durante el mes de febrero, puso la mira en el budismo tibetano; el video que circula en redes, donde Gyatso besa a un menor en la boca, y le pide que “chupe” su lengua, ha dado vuelta al internet… Y resurgen los casos de abuso sexual dentro del lamaísmo.

#METOOGURU

Durante el año de 2018, un grupo de víctimas de abuso sexual logró reunirse con el Dalái Lama, en Róterdam, Holanda, para discutir sus casos y evitar que la historia vuelva a repetirse en un futuro. Se trató de un momento histórico, además, venía de la mano de los destapes de la iglesia católica, también señalada por sus innumerables casos de pederastia.

En este particular caso, llamaron al movimiento #MeTooGuru; la última palabra provenía de “gurú”, es decir, “maestro”. Bajo este hashtag, miles de usuarios, desde jóvenes adultos hasta menores de edad, relataron sus vivencias dentro de los templos europeos, donde los monjes vulneraban de su sexualidad.

En medio de esta reunión, cuando los periodistas cuestionaban a Gyatso sobre los abusos, éste admitió conocer de los casos, y que, en algún momento, le fueron mencionados, incluso desde inicios de los años 90.

“No son nuevos para mí; ya sabía todas estas cosas”, arremetió, revelando que, desde 1992, recibía cartas de víctimas de abuso sexual, donde hablaban de lo ocurrido en los templos budistas. Nada se dijo sobre las repercusiones que hubo con esa información, porque, simplemente, no las hubo.

Entretanto, comentó a las víctimas que lo visitaron en Róterdam, que “deben hacer pública la identidad de su agresor”, para que ellos “estén preocupados por si son humillados”. A los gurús, afirmó que la “autodisciplina” es importante, y la justicia de cada país “juzgará a los culpables”.

LAS VÍCTIMAS SON MILES

La nota que las víctimas entregaron estaba firmada por 12 afectados de diferentes países, sin embargo, Rob Hogendoorn, investigador holandés en la doctrina budista, señaló en 2018 que el Dalái Lama, pese a tener conocimiento de los abusos, poco ha hecho para enmendarlos.

“Las cifras de víctimas son superiores a los firmantes de la nota. Los maestros budistas tibetanos pueden ser monjes célibes, o bien laicos con esposa e hijos. Pero el budismo es diverso, y hay gran confusión entre lo que es una enseñanza y aprovecharse del alumno”, dijo.

Asimismo, El País relata que Hogendoorn acusa a los gurús de utilizar la intimidad con fines espirituales, pues algunas escuelas del budismo aseguraban que “el sexo con el estudiante es una tradición tantra”.

“Es cierto que el Dalai Lama ha animado a no aceptar a ciegas al maestro si no se confía en él. Sin embargo, ayudaría que dejara claro que deben ser juzgados como cualquiera si cometen abusos”, aclaró.

Igualmente, para El Mundo, Hogendoorn expresó que Gyatso “no parecía ser consciente de la gravedad de lo ocurrido”. Al final, aunque las cuatro víctimas revelaron a detalle sus casos de abuso, y el mismo Dalái Lama se mostró a la defensiva, “luego prometió tomar cartas en el asunto”.

Una de las víctimas, Oane Bijlsma, indicó que el maestro budista “parece que vive ajeno a lo que ocurre a su alrededor”: “Violan a sus seguidores, se rodean de lujos aprovechando su posición de monjes respetables y abusan de personas que solo van buscando respuestas a preguntas existenciales”, dijo.

Es difícil saber si los millones de personas consternadas aceptarán las disculpas de Gyatso, en respuesta al “beso” que le dio a un niño. Sus excusas, indagan usuarios, llegaron sólo porque el incómodo momento se hizo público.

Sin embargo, las acciones de Gyatso, y los miles de casos de abuso dentro de los círculos budistas, apenas son vistos como indisciplinas, no como delitos.

Written by Redacción

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