in , , , ,

La metacognición, tu aliado para controlar tus pensamientos

Todos sabemos que la mente es un arma poderosa. Pero, ¿cómo podemos asegurar que nuestras mentes trabajen a nuestro favor y no en nuestra contra? La respuesta es la metacognición, una herramienta que es clave para mejorar la forma en que percibimos nuestro entorno y cómo reaccionamos a él.

La metacognición se refiere al proceso de pensar acerca de cómo pensamos. Es decir, es la capacidad de reflexionar sobre nuestros propios procesos cognitivos, para poder mejorarlos y maximizar nuestro potencial.

Al aplicar la metacognición en nuestra vida cotidiana, podemos identificar y superar los pensamientos limitantes que nos impiden alcanzar nuestros objetivos. Estos pensamientos pueden ser tan simples como “No soy lo suficientemente bueno” o “No tengo lo que se necesita”. Pero, aunque parezcan inofensivos, pueden tener un efecto perjudicial en nuestra autoestima y autoconfianza.

Por lo tanto, es importante aprender a cambiar esos pensamientos limitantes. Un consejo útil es convertirlos en declaraciones positivas y realistas. En lugar de decir “No soy lo suficientemente bueno”, podemos decir “Estoy trabajando en mejorar mis habilidades y lograré mis objetivos”. Al hacer esto, estamos reentrenando nuestra mente para pensar de manera más positiva y constructiva.

Otro tip útil para superar los pensamientos limitantes es visualizar el éxito. Imaginarnos a nosotros mismos alcanzando nuestros objetivos nos da una sensación de confianza y motivación, lo que nos impulsa a seguir adelante.

La metacognición también nos ayuda a identificar patrones de pensamiento negativos y a cuestionarlos. Por ejemplo, podemos preguntarnos “¿De dónde viene este pensamiento?”, o “¿Es esto realmente cierto?”. Al hacerlo, podemos desafiar esos pensamientos negativos y reemplazarlos con pensamientos más realistas y positivos.

¿En qué piensas la mayor parte del día? ¿Qué absorbe tu pensamiento? Por ejemplo, si tuvieras que hacer una gráfica de pastel representando porcentajes ¿En dónde representarías tus mayores temas de pensamiento del día? ¿Cuáles serían?

Vamos a suponer que duermes las recomendadas 8 horas diarias por la noche, y estás en tiempo aire (es decir, tiempo despierto) 16 horas de tu día en las que invariablemente PIENSAS, de esas 16 horas:

-¿Cuánto tiempo piensas en que tu trabajo no te gusta? ¿Un 10%?
-¿En qué no te ves como tú quisieras? ¿Un 20%?
-¿En qué tu relación no es como tú la querías?
-¿Por qué la gente es así, como tú crees que no debe ser?
-¿Cuánto de ese tiempo le dedicas a la gente que no te cae bien?
-¿A tu dieta?
-¿A criticar?
-¿En pensar que no te alcanza el dinero para lo que quieres?
-¿Qué alguien no te valora?
-¿En cosas que te pasaron, o en lo que viene, o en alucinar escenarios futuros que aún no pasan?
-¿En planear la siguiente semana?
-¿Cuánto tiempo piensas en cosas desagradables, molestas, que te enojan o te hacen sentir mal, humillado o avergonzado?
-¿Qué porcentaje dedicas de tu proceso pensante a cosas que te hacen sentir bien, gente que amas, cosas buenas que te pasaron o planes futuros agradables?
-¿La mayoría de lo que piensas te hace sentir bien o no? Esos pensamientos los puedes cambiar, ¿o no?, ¿Puedes dejar de pensar en lo que no quieres o tu mente hace lo que quiere?, ¿Qué tan adiestrada está tu mente?
¡Ah, seguro no lo habías pensado antes! Y, ¿para qué sirve? Para una cosa, pero una de las más importantes de tu vida: para saber qué opinas y crees referente a una cosa, persona, circunstancia, etc., y si notas qué es lo que no te sirve, entonces cambiarla. Es decir, “sirve para desprogramar y reprogramar tu mente”. Para saber lo que ya no te sirve de tus pensamientos y sustituirlos por otros.

Para “hacer tu vida más agradable y atraer más cosas buenas”. Al final, esto último es lo que todos buscamos, ¿no?

Claro que se requiere de un alto nivel de conciencia y de control voluntario, pero bueno, el precio es bajo comparado con el beneficio. No es fácil, de ser así todo el mundo lo haría. Pero en estos tiempos donde nos damos cuenta de que nuestra mente es el verdugo en la mayoría de casos, ¿qué mejor poder que ser capaces de reprogramar eso para tu beneficio? Que tu mente te eche porras, que te calme.

Es un gran ejercicio revisar qué piensas durante esas 16 horas, porque si crees que tus pensamientos tienen que ver con la realidad, más te vale que pienses en lo que piensas, (otra vez valga la redundancia).

Si no lo haces, seguirás teniendo consecuencias en tu vida, que piensas que son mala suerte, pero no te darás cuenta de que tú eres el que está contribuyendo a que eso suceda, y aunado a esto, el simple hecho de que te des cuenta de lo que piensas y que cada vez que lo pienses lo identifiques, es un gran avance para el desarrollo de la autoconciencia.

La neurociencia de la meditación explica que es una de las grandes ventajas de esta práctica milenaria que ahora, más que ser una tradición de oriente, es un ejercicio diario que deberíamos hacer para ayudar a relajar el sistema nervioso; a generar una mayor autoconciencia al momento de darnos cuenta qué estamos pensando mientras meditamos, y que nos permite reducir nuestras ondas cerebrales a Alpha, y de ahí se puede reprogramar nuestra mente para lo que realmente queremos.

“La metacognición y la neurociencia de la meditación son nuestros mejores aliados para un verdadero cambio y reprogramación mental”. ¡No son moda, es ciencia!

Referencias:
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0006322316000792
Boccia, M., Piccardi, L., & Guariglia, P. (2015). The Meditative Mind: A Comprehensive Meta-Analysis of MRI Studies. BioMed Research International, 2015, 1–11. https:// doi.org/10.1155/2015/419808
Slagter, H. A., Davidson, R. J., & Lutz, A. (2011). Mental Training as a Tool in the Neuroscientific Study of Brain and Cognitive Plasticity. Frontiers in Human Neuroscience, 5. https:// doi.org/10.3389/fnhum.2011.00017

Written by Redacción

La reducción de la población en China es un problema para todos

Rayados es líder absoluto del Clausura 2023