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30 de abril, ¿y los niños con discapacidad?

Por Luis Guillermo Hernández Aranda

Ser padre de un infante con discapacidad no es sencillo. Seguramente muchos me dirán: ¡claro que no es sencillo, debe costar mucho aceptarlo! Como papá de Guicho, que tiene parálisis cerebral, les diré que en sus 13 años de vida no ha sido difícil aceptar su condición, el reto y la lucha es que los otros lo incluyan.

¿Se imaginan lo difícil qué es llevarlo en su silla de ruedas por banquetas que no están acondicionadas para personas con discapacidad? El coraje que experimentamos mi esposa y yo cuando llegamos a un centro comercial y nadie respeta en el estacionamiento los espacios destinados a las personas con discapacidad. Ir al restaurante y que vean a tu familia como bicho raro o la joya de la corona, cuando algún niño o niña de buena fe se acerca a saludar a Guicho y su mamá o papá lo detienen con un grito: ¡no lo molestes que no ves que el niño está enfermito! Vaya tontería, la discapacidad no es una enfermedad, es una condición y no se contagia por si usted estaba con el pendiente.

Peor aún cuando intentas llevar a tu hijo o hija a una escuela de las llamadas “normales”. Y es que la mayoría de las instituciones parecieran que tienen un manual para no aceptar a infantes con parálisis cerebral, autismo, o cualquier discapacidad. Esto a pesar de que la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes establece en su capítulo décimo que “niñas, niños y adolescentes con discapacidad tienen derecho a la igualdad sustantiva y a disfrutar de los derechos contenidos en la presente Ley, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los tratados internacionales y demás leyes aplicables”. Un discurso muy bonito que en la realidad no aplica.

De acuerdo al reporte 2021 de UNICEF sobre niños y niñas con discapacidad en el mundo “Ser vistos, ser contados y ser incluidos”, en México mientras solo el 1 por ciento de los niños sin discapacidad no asiste a la escuela, en el caso de tener alguna discapacidad el porcentaje es de 4 por ciento. Estamos al mismo nivel de países como Palestina o Zimbabwe. El dato se duplica en la secundaria donde quienes tienen alguna discapacidad 8 por ciento no está escolarizado contra 4 por ciento de sus pares sin discapacidad. Y así sucesivamente.

De acuerdo al Censo 2020 de INEGI, en México habían 2.61 millones de personas de entre 0 y 17 años con discapacidad. Esto representaba el 6.8 por ciento de la población en este rango de edad. 1.23 millones de estas niñas, niños y adolescentes eran mujeres, mientras que los 1.38 millones restantes eran hombres. A pesar de que suman millones de personas con alguna discapacidad no existen políticas públicas para ellos.

Ser papá de Guicho es la mejor experiencia de mi vida, con él vivo un mundo diferente y me enseña muchas cosas. Es mi guerrero de sangre, pero por desgracia nuestra sociedad no está preparada para voltearlos a ver y no hablo sólo por los gobiernos, los grandes cambios inician desde abajo y como ciudadanos les cerramos todas las puertas. Por eso vale la pena preguntarnos este 30 de abril ¿y los infantes con discapacidad, ¿cuándo los vamos a incluir?

Written by Redacción

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