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Las familias

Por: Rafael G. Vargas Pasaye

Apenas ayer, primer domingo de marzo, celebramos el Día de la Familia, y vale la pena reflexionar en cómo hemos llegado a este siglo XXI con el concepto de familia más amplio que en décadas pasadas, y quizá mirar hacia donde se dirige.

Anteriormente sólo aceptábamos el concepto a partir de la fórmula padre + madre + hijos, y a partir de ese núcleo se sostenía la sociedad, se comenzaba con al apropiamiento de un nombre de familia, el cual se procuraba, no podía fallarle al patriarca ningún elemento que la componía, quizá la realeza ahora con tantas series que tocan el tema de alguna forma, sea el mejor ejemplo.

La revolución de instituciones y la amplitud de miras ha venido modificando el concepto único llegando a las familias que ahora conforman una pareja del mismo sexo, o una madre o padre soltero, o familias donde ambos son divorciados que deciden unirse con todo y críos; o familias donde se incluye a un abuelo o abuela, o combinaciones tan diferentes como la sociedad misma.

Incluso, y es un fenómeno muy recurrente en los alrededores o cercanías de los campus universitarios, los compañeros y compañeras de habitación, los famosos “roomies” que se vuelven nuestras familias por un periodo, y en verdad que la convivencia influye en el desempeño académico y laboral.

Esta figura de “roomie” incluso hoy en día se puede ver más allá de lo académico, gente que por economía no puede pagar la renta de un departamento completo y paga su correspondiente cuota por una habitación, también de alguna forma la convivencia hace nuevas familias.

Los compañeros y compañeras de trabajo se vuelven familia pues en ocasiones se pasa más tiempo con ellos que con los quienes viven en la misma casa, de allí la relevancia de un sano o buen ambiente laboral, que hoy las empresas toman con mayor receptividad, pues la movilidad laboral es un tema que también está de manera recurrente en nuestros días.

Y claro, la familia que uno elige, los amigos, esos hermanos y hermanas de sangre que llegan a nuestras vidas a darle estabilidad, esas amistades que tal vez comenzó en la instrucción básica o en la universidad y que a lo largo de los años se mantiene, o también algunas fueron importantes en una época y luego desaparecieron. En eso juega un papel interesante las reuniones de generaciones que empiezan a formar parte de la cotidianidad, o los grupos de redes sociales o chats donde se sabe un poco más de quienes formaron el grupo académico.

Y allí hay una nueva familia también, en ese entorno tecnológico, con las amistades de redes sociales, con quienes se interactúa, se platica, chatea, comenta y comparte algo de nuestra jornada.

A final de cuentas en cada grupo somos entes sociales, y jugamos un papel como hombres teatrales (Antonio Delhumeau dixit) que requiere el reconocimiento de parte de los otros para sentirnos parte de algo, de un grupo, o de una familia.

Por eso quizá debería ser el Día de las Familias y no en el singular Día de la Familia, que puede quedar corto.

@rvargaspasaye
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Written by Redacción

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