Redacción
Según estudios a nivel internacional, una de cada cinco personas que tuvieron COVID-19 presenta algún deterioro cognitivo, como pueden ser alteraciones en el pensamiento, el juicio y la toma de decisiones, así como pérdida de la memoria.
La doctora Sofía Valtierra Rodríguez, especialista en Geriatría y Medicina Interna, detalló que el daño cognitivo no sólo aplica para quienes estuvieron hospitalizados por el virus o tuvieron que recurrir a oxígeno para combatirlo, sino que también se puede reflejar en personas que fueron asintomáticas.
“Eso está demostrado: uno de cada cinco desarrolla problemas de tipo cognitivo en algún grado… definitivamente el COVID ocasiona secuelas. Después de que tuvieron COVID presentan lagunas mentales, ciertos olvidos, problemas para la denominación, el nombrar objetos, cerebro neblinoso, hay alteraciones de índole neuropsiquiátrico, neuropsicológico y neurológico”, dijo.
Explicó que el coronavirus provoca a quien lo padece un estado inflamatorio crónico que predispone a las neuronas y, si se combina con otros factores de riesgo que se activan con la enfermedad, hay un riesgo mayor, incluso de padecer demencia, aunque “hay que aclarar que no toda persona que tuvo COVID va a desarrollar demencia”, subrayó.
La especialista detalló que las secuelas se manifiestan, en mayor medida, en personas que tienen un estilo de vida sedentario, que no se alimentan adecuadamente y tienen alguna adicción, pues el daño neuronal que se tuvo con el virus puede detonar padecimientos posteriores.
“El COVID es un virus neurotrópico, le gusta el sistema nervioso central, el neurotropismo en algunos pacientes ocasionaba estado inflamatorio cerebral que incluso aún postmortem seguía habiendo actividad de COVID a nivel cerebral, por eso se cremaban los cuerpos, porque el virus persistía días después del fallecimiento”, explicó.
“Si te da un infarto queda por siempre la cicatriz. Hay muchas interrogantes todavía, porque son cosas que van a ir saliendo en el transcurso de los siguientes años. He tenido pacientes que después de que les da COVID, parece que les hubieras prendido la mecha a la enfermedad de Parkinson, empiezan con el temblor, con los síntomas”.
Detalló que el coronavirus actúa como un activador de daño neuronal y en algunos casos desarrolla deterioro cognitivo y lo acelera. Explicó que en el caso de México, hay un riesgo mayor por hábitos poco saludables y padecimientos crónico-degenerativos que una parte amplia de la población ya tiene.
“Somos una población enferma, somos un país con comorbilidades, con muy mal apego a los tratamientos, tenemos que luchar contra la diabetes, la obesidad, la hipertensión. Podemos minimizar esos daños al tener una población sana. Me dio COVID, ¿cómo puedo evitar que me llegue a dar demencia? Pues controlando estos factores”, concluyó.
