Redacción
China reportó ayer su mayor número de nuevos casos de COVID-19 en siete semanas debido a que un nuevo brote que surgió en la provincia sureña de Guangxi, lo que subraya la dificultad de implementar la estrategia de “tolerancia cero” en el país mientras llegan subvariantes más infecciosas del virus.
El país reportó 432 infecciones el jueves, frente a las 292 del miércoles, la mayor cantidad desde el 25 de mayo. Más de un tercio, o 165 casos, se encontraron en la provincia de Guangxi, centrada alrededor de Beihai, una ciudad costera de 1.83 millones de habitantes.
El primer caso se detectó el martes y las autoridades cerraron los lugares de entretenimiento en el centro de la ciudad a partir del miércoles.
Por separado, la cadena CCTV informó que el condado de Huaiyuan en Anhui tenía 151 casos preliminares de COVID y fue puesto bajo confinamiento. La provincia no había reportado infecciones en las cifras publicadas ayer.
Lanzhou, la capital de la provincia de Gansu en el noroeste de China, entró en un cierre total el miércoles y sus más de 4 millones de residentes recibieron la orden de permanecer en sus hogares. La provincia reportó 71 nuevos casos para el jueves. Wugang, una ciudad productora de acero y hierro de unos 300 mil habitantes en la provincia de Henan, anunció un cierre el martes después de encontrar un solo caso de COVID. La provincia registró 52 casos el jueves.
