in , ,

Por la libertad de prensa

En el tintero

Por Jessica Rosales

Cada 7 de junio se conmemora en México la Libertad de Expresión, mes que sirve para la reflexión del oficio periodístico y de los retos que enfrenta con la llegada de nuevas plataformas digitales que obligan al reportero a reinventarse y trabajar para impulsar el periodismo de calidad.

Durante junio los reporteros reciben reconocimietos de diversos organismos, instituciones y dependencias gubernamentales por la labor que se realiza cada día. Hay quienes han entrado en debate, algunos que han experimentado en el pasado en este oficio y otros que jamás lo han hecho, que consideran esto no debe suceder.

Yo estoy en desacuerdo con esa percepción, pues los bomberos, los policías, los maestros y muchos más recibe estímulos y reconocimientos, muchas veces desde el ámbito público ¿El periodista por qué no? Y es que los periodistas no solo nos dedicamos a informar sino realizamos una labor social y nuestro trabajo además de incidir directamente en la sociedad representa grandes riesgos para quienes nos dedicamos a esto y para nuestras familias.

La organización Reporteros sin Frontera (RSF) realiza un ranking anual de los países del mundo en base a distintas categorías relacionadas con el derecho a la libertad de expresión. En base a sus indicadores, México se ubica en el puesto 179 de 180 estados, constituyéndose como el segundo país más peligroso del mundo en 2022 para ser periodista, por detrás de Birmania.

Así mismo, de acuerdo con Artículo 19, durante los tres años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador se cometieron mil 945 ataques contra la prensa, entre los cuáles se encuentran 30 asesinatos de periodistas y dos desapariciones forzadas. Durante 2021, esa organización documentó 644 ataques, es decir, una agresión contra la prensa cada 14 horas.

Los periodistas consideran que la polarización creada desde las grandes cúpulas, desde el Centro del país, impacta directamente en la seguridad de los reporteros, pues el fanatismo político de los ciudadanos y la inconveniencia de algunos personajes de la función pública porque no se publiquen ciertas notas ponen en riesgo a los reporteros y a sus familias.

Es por ello que el reconocimiento público más alla de los gobiernos o las instituciones es ampliamente valioso cuando viene del ciudadano, de la audiencia y de las comunidades que se ven directamente impactadas por nuestra labor.

Eso significa una motivación para seguir con el esfuerzo y la entrega diaria, pero además es un reconocimiento para nuestras familias, quienes han sido testigos y parte de los sacrificios que implica esta hermosa, pero aveces ingrata carrera.

Por ello, envío una gran felicitación a todos los que han sido reconocidos por trabajos y trayectoria a lo largo de décadas, porque esto no demerita de ninguna manera la exigencia por justicia de aquellos que han sido asesinados o desaparecidos, compañeros de quienes seguimos honrando su memoria.

Hoy a pesar de los desafíos actuales del periodismo con el nacimiento de plataformas digitales y la comunicación 2.0, el oficio del reportero no ha muerto, pues su labor sigue incidiendo en la sociedad y se convierte en un vínculo con la autoridad para la solución de problemas en las comunidades, y es importante seguir dignificádola y reconociendo esta gran labor.

Written by Redacción

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Índice

El periodismo cultural