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Presagios, así eran considerados los eclipses en el mundo antiguo

De acuerdo con el sitio web de la NASA, el próximo 8 de abril, un eclipse solar total podrá ser observado en México, Estados Unidos y Canadá.

En su artículo “How eclipses were regarded as omens in the ancient world”, publicado el pasado 8 de marzo en The Conversation Gonzalo Rubio, profesor asociado de estudios clásicos y antiguos del Mediterráneo, historia y estudios asiáticos, en la Universidad Penn State; señala que “los seres humanos se han divertido, desconcertado, desconcertado y, a veces, incluso aterrorizado al ver este fenómeno celestial. Una variedad de reacciones sociales y culturales acompañan la observación de un eclipse”.

¿CÓMO SE PRODUCEN LOS ECLIPSES?

Rubio explica que para que se produzca un eclipse, tres cuerpos celestes deberán de encontrarse en línea recta “dentro de sus órbitas elípticas”. A este fenómeno, prosigue el profesor en Penn State, se le conoce como sizigia, de la palabra griega “súzugos”, cuyo significado es unida o emparejada.

Existen dos tipos de eclipses, los solares y los lunares. Cuando es un eclipse solar, la Luna pasa entre el Sol y la Tierra, bloqueando nuestra visión del Sol, precisa Rubio. Mientras que cuando es un eclipse lunar, la luna es la que “atraviesa la sombra de la Tierra”.

Cuando sucede un eclipse solar, continúa el profesor asociado de estudios clásicos y antiguos del Mediterráneo, historia y estudios asiáticos, este “puede bloquear completamente nuestra visión del sol”, siendo este un evento “breve y puede observarse sólo en determinadas zonas de la superficie terrestre; lo que puede verse como un eclipse total en la ciudad natal de uno puede ser simplemente un eclipse parcial a unos cientos de kilómetros de distancia”.

En lo que se refiere a un eclipse lunar, Rubio detalla que este fenómeno es posible que pueda ser “visto en todo un hemisferio de la Tierra: la mitad de la superficie del planeta que se encuentra en el lado nocturno en ese momento”.

ECLIPSES PRESAGIOS DE LO QUE ESTABA POR SUCEDER

Rubio, detalla en su artículo que en la antigua Mesopotamia (más o menos el actual Irak), los eclipses eran considerados como presagios, de lo que estaba por suceder.

Por otra parte, describe el profesor en la Universidad Penn State, que “hace más de dos mil años”, los babilonios fueron capaces de poder predecir que “había 38 posibles eclipses o sizigias en un periodo de 223 meses: es decir, unos 18 años”.

Actualmente, precisa Rubio, los astrónomos modernos nombran a este período de 223 meses como el ciclo de Saros, y “una secuencia de eclipses separados por un ciclo de Saros constituye una serie de Saros” aclara el profesor.

No obstante a que ahora los científicos conocen que “el número de eclipses lunares y solares no es exactamente el mismo en cada serie de Saros”, no se puede menospreciar lo conseguido poe los eruditos babilónicos en la en lo que se refiere a la “comprensión de este fenómeno astronómico”. Debido a que el entendimiento de este ciclo les posibilito poder vaticinar “la aparición de un eclipse”. El nivel de conocimiento astronómico alcanzado en la antigua Babilonia (sur de Mesopotamia) no puede separarse de la tradición astrológica que consideraba los eclipses como presagios: la astronomía y la astrología eran entonces dos caras de una misma moneda.

CON EL PROPÓSITO DE A ADELANTARSE A UN POSIBLE DESTINO EN LA ANTIGÜEDAD HACÍAN RITUALES

De acuerdo a los sabios babilónicos, “los eclipses podían predecir la muerte del rey”, señala el profesor en Penn State, y prosigue explicando que “las condiciones para que un presagio fuera considerado como tal no eran sencillas”. En su artículo, Rubio da un ejemplo, haciendo referencia a una célebre obra astronómica que era conocida por sus palabras iniciales, “Enūma Anu Enlil” que se traduce como “Cuando (los dioses) Anu y Enlil” ; “si Júpiter era visible”, prosigue el profesor profesor asociado de estudios clásicos y antiguos del Mediterráneo, historia y estudios asiáticos, durante el eclipse, entonces “el rey estaba a salvo”.

Rubio explica que al parecer los eclipses lunares tenían en esa época una “especial preocupación para el bienestar y la supervivencia del rey. Para anticiparse al destino del monarca, se ideó un mecanismo: el “ritual del rey sustituto” o “šar pūhi””y añade “hay más de 30 menciones a este ritual en varias cartas procedentes de Asiria (norte de Mesopotamia), que datan del primer milenio a.C”. Además, el prpfesor indica que se encontraron referencias previas a un ritual parecodo en textos en hitita, “la lengua indoeuropea de la que tenemos los registros escritos más antiguos, que data del segundo milenio en Anatolia (la actual Turquía), salvando al rey En este ritual, se elegiría a una persona para reemplazar al rey. Lo vestirían como el rey y lo colocarían en el trono. Para evitar confusiones con una coronación real, todo esto se produciría junto con la recitación del presagio negativo provocado por la observación del eclipse. El verdadero rey mantendría un perfil bajo y evitaría ser visto. Si no se observaban presagios negativos adicionales, el rey sustituto era ejecutado, cumpliendo así la lectura profética del presagio celestial y salvando la vida del rey real. Este ritual tendría lugar cuando se observara o incluso se predijera un eclipse, algo que se hizo posible en períodos posteriores.”

Para Rubio la existencia de este ritual entre “el corpus de textos hititas en la Anatolia del segundo milenio” hace conjeturar que debió “existir en Mesopotamia durante la primera mitad del segundo milenio a.C”.

LEYENDA

Si bien, describe Rubio, en aquella época se sabía que los presagios que vaticinan la muerte del rey, “la verdad es que la base principal para tal suposición es una historia interesante conservada sólo en una composición mucho más tardía, del primer milenio, conocida por los eruditos modernos como la “Crónica de Primeros Reyes””.

De a cuerdo a esta, narra Ribio en su artículo, “un rey de la ciudad de Isin (la moderna Išān Bahrīyāt, a unas 125 millas al sureste de Bagdad), Erra-imitti, fue reemplazado por un jardinero llamado Enlil-bani como parte de un ritual de rey sustituto. Por suerte para este jardinero, el verdadero rey murió mientras comía sopa caliente, por lo que el jardinero permaneció en el trono y se convirtió en rey para siempre. El hecho es que estos dos reyes, Erra-imitti y Enlil-bani, existieron y reinaron sucesivamente en Isin durante el siglo XIX a.C. Sin embargo, la historia, tal como se cuenta en la última “Crónica de los primeros reyes”, tiene todas las características de una leyenda. La historia probablemente se ideó para explicar un cambio dinástico, en el que el cargo real pasó de una familia o linaje a otro, en lugar de seguir la línea de sucesión habitual entre padre e hijo. Buscando significado en los cielos Mesopotamia no fue la única en este sentido. Por ejemplo, una crónica de la China temprana conocida como “Anales de Bambú” (竹書紀年 Zhúshū Jìnián) hace referencia a un eclipse lunar total que tuvo lugar en 1059 a.C., durante el reinado del último rey de la dinastía Shang. Este eclipse fue considerado como una señal por parte de un rey vasallo, Wen de la dinastía Zhou, para desafiar a su señor supremo Shang”.

Por último, rubio concluye que “ya sea en la antigua Mesopotamia o en la antigua China”, los eclipses, así como otros augurios “proporcionaron justificaciones contemporáneas, o explicaciones posteriores, para un conjunto entrelazado de variables que decidieron un curso específico de la historia”, y prosigue asegurando que “incluso si mezclan astronomía y astrología, o historia con leyenda, los humanos han estado preocupados por la anomalía ineludible que encarna un eclipse desde que miran al cielo”.

Con información de The Conversation.

Written by Redacción

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