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Tornado destruye almacén de Pfizer y pone en riesgo el suministro de fentanilo, morfina y anestesia

El tornado que arrasó el miércoles una importante planta farmacéutica de Pfizer en Carolina del Norte “destruyó casi por completo” el almacén de la planta, donde se almacenaban materias primas, suministros de envasado y medicamentos terminados a la espera de ser entregados a hospitales de todo Estados Unidos, según declaró el viernes en rueda de prensa el director general de Pfizer, Albert Bourla.

La empresa está trabajando con la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés), que el viernes dijo que todavía estaba tratando de calibrar el impacto que el desastre natural podría tener en el suministro de medicamentos del país.

La planta, con sede en Rocky Mount, Carolina del Norte, fabricaba unos 150 medicamentos, muchos de los cuales se utilizan en hospitales como fentanilo y morfina para el tratamiento del dolor, y anestésicos para cirugía.

La mitad de los fármacos fabricados en la planta figuran en la lista de medicamentos esenciales de la FDA, según la Farmacopea de Estados Unidos (USP, por su sigla en inglés), una organización que realiza un seguimiento de las cadenas de suministro de medicamentos.

Según un informe de la USP publicado el viernes, muchos de los medicamentos ya corrían riesgo de escasez antes de que se produjera el tornado.

La planta de Pfizer es “obviamente un importante contribuyente a la cadena de suministro de EE.UU.”, dijo Vimala Raghavendran, vicepresidente de desarrollo de productos informáticos de la organización.

Evaluar los daños será difícil, según Pfizer, ya que sólo un pequeño número de personas tiene acceso limitado a las instalaciones debido a los peligros aún presentes desde el tornado.

“Estamos siguiendo de cerca la evolución de la situación”, declaró Chanapa Tantibanchachai, portavoz de la FDA, en un correo electrónico.

Michael Ganio, director de práctica farmacéutica y calidad de la Sociedad Estadounidense de Farmacéuticos del Sistema de Salud (ASHP, por sus siglas en inglés), señaló que los daños sufridos por los almacenes de suministros y productos acabados serían más fáciles de reparar si se volviera a aumentar la producción.

La reparación o sustitución del equipamiento para fabricar los medicamentos sería un proceso más difícil y lento, añadió.

Bourla afirmó que las instalaciones de producción no sufrieron daños. No obstante, la empresa está analizando otros lugares de producción.

Pfizer señaló en un comunicado que está trasladando algunos artículos a lugares cercanos para su almacenamiento. Las instalaciones permanecerán cerradas mientras se evalúan los daños.

La planta de Pfizer en Rocky Mount produce casi el 25% de los medicamentos inyectables estériles que se utilizan en los hospitales de EE.UU. y es una de las mayores del mundo, según el sitio web de la empresa. Por inyectables estériles se entiende todos los medicamentos que se inyectan, bien sea por vía intravenosa o en forma de inyección, y que están libres de contaminación.

Entre los medicamentos que se fabrican en la planta se encuentran los anestésicos utilizados para sedar a los pacientes durante las intervenciones quirúrgicas y la intubación, como el propofol y el etomidato, según Mittal Sutaria, vicepresidente senior de contratos farmacéuticos y servicios de programas de Vizient, un grupo dedicado a prevenir la escasez de medicamentos.

Las instalaciones también fabrican analgésicos para el tratamiento del dolor, potentes antibióticos como la vancomicina y bloqueadores neuromusculares como el cisatracurio y la succinilcolina, que se utilizan durante las intervenciones quirúrgicas, explicó Sutaria.

La catástrofe natural se produce en un momento en que el suministro nacional de medicamentos ya está bajo presión. A fines de junio, había 309 desabastecimientos activos de fármacos en EE.UU., la mayor cifra en casi una década, según la ASHP.

Los problemas en la planta de Pfizer podrían llevar a Estados Unidos a superar los 320 desabastecimientos activos, la cifra más alta jamás registrada, según Ganio. “Estoy muy preocupado”, afirmó.

Eso podría ocasionar que más pacientes no tengan acceso a los medicamentos que necesitan.

“Estamos trabajando con los distribuidores para pedirles que pongan en marcha una gestión proactiva de cualquier producto que se prevea que pueda verse afectado, con el fin de minimizar la presión adicional sobre la cadena de suministro”, declaró Sutaria, de Vizient.

La última vez que un desastre natural causó una escasez crítica de medicamentos en Estados Unidos fue en 2017, después de que el huracán María impactara una planta de fabricación de Baxter en Puerto Rico, lo que cortó el suministro de aminoácidos utilizados para alimentar a pacientes enfermos, y de solución salina, que se utiliza para administrar medicamentos por vía intravenosa.

Pasó casi un año antes de que se controlara la escasez provocada por el huracán María, dijo Ganio.

Written by Redacción

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