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La Casa de Aramberri, a 90 años del crimen que se convirtió en leyenda

90 años han pasado desde que ocurrió uno de los crímenes que marcó al Monterrey antiguo y que provocó la creación de una leyenda en torno al sitio de la masacre en la Casa de Aramberri, que mantiene las paredes originales, aunque se encuentra en ruinas.

El 5 de abril de 1933, dos mujeres fueron asesinadas con tal saña que quienes estuvieron en la escena del crimen la describieron como lo más horrible que habían visto, el cuerpo de madre e hija tiradas en un mar de sangre.

Los investigadores de la época mencionaron que Doña Antonia Lozano, de 54 años y su hija Florinda Montemayor de 19, fueron violadas y posteriormente acuchilladas con tal saña que casi quedaron decapitadas.

La ambición y codicia entre familiares ha dado pie a muchas de nuestras leyendas, y esta no es la excepción, pues este fue el móvil de la famosa historia de la casa de Aramberri, el famoso crimen que terminó con la felicidad de una de las familias más acaudaladas del estado de Nuevo León hace algunos años.

¿Qué pasó en la Casa de Arramberri?

Doña Antonia Lozano de 54 años y su hija Florinda Montemayor de 19 estaban dispuestas a salir a dar un paseo para disfrutar de la tarde, pues el jefe de familia, Don Delfino Montemayor por asuntos de trabajo en esos momentos se encontraba de viaje. Ambas mujeres estaban listas para salir, sin embargo, un llamado inesperado a la puerta modificó los planes.

Doña Antonia abrió la puerta… ahí la tragedia le aguardaba. Una tercia de hombres violentos ingresó a su casa para despojar a la familia de la valiosa caja de monedas que guardaban. No obstante de robar todas las cosas valiosas, torturaron, acuchillaron y mataron a las pobres mujeres, quienes un par de días después fueron encontradas totalmente desfiguradas por Don Delfino.

Las investigaciones policiales arrojaron que alguien cercano a la familia habría sido el culpable, pues la cerradura no se encontraba forzada, además de que el loro de la familia no dejaba de repetir: ¡No me mates Gabriel, no me mates!

De inmediato las autoridades se dieron a la tarea de investigar a algún Gabriel en la familia, afortunadamente no tardaron con encontrar al culpable, pues se trataba nada más y nada menos que del sobrino de la ya fallecida señora Antonia.

Junto con sus dos cómplices fueron declarados culpables y les fue aplicada la ley fuga en donde los 3 terminaron muertos (se dice que esto fue más por órdenes de Don Delfino).

Después de los hechos, el lugar donde sucedió el crimen, fue habitado por Don Delfino Montemayor, pero no se sabe hasta cuando, pues él falleció en diciembre de 1957 y fue sepultado por sus hermanas en el panteón Dolores, Monterrey.

La historia no termino ahí, pues las leyendas de apariciones popularizaron el sitio, que quedó en el olvido y hoy luce en ruinas, aunque continúa siendo uno de los lugares más misteriosos del centro de Monterrey.

Written by Redacción

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