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Los otros muertos

Por Luis Guillermo Hernández Aranda

Para Octavio Paz la muerte ilumina nuestras vidas y cualquier culto a la vida, si es verdaderamente profundo, es también un culto a la muerte. El escritor afirmaba que una civilización que niega a la muerte acaba por negar a la vida.

“… la muerte nos venga de la vida, la desnuda de todas sus vanidades y pretensiones y la convierte en lo que es: unos huesos mondos y una mueca espantable. En un mundo cerrado y sin salida, en donde todo es muerte, lo único valioso es la muerte. Pero afirmamos algo negativo. Calaveras de azúcar o de papel de China, esqueletos coloridos de fuego de artificio, nuestras representaciones populares son siempre burla de la vida, afirmaciones de la nadería e insignificancia de la humana existencia” (El peregrino en su patria. México en la obra de Octavio Paz I. Fondo de Cultura Económica, 1987, p.47)

En México la muerte adquiere un matiz especial. Ayer fue 2 de noviembre día que aprovechamos para ir a visitar a nuestros seres queridos que ya murieron. En los panteones hay lágrimas, pero también música. Celebramos a nuestros difuntos, pero no de una manera triste, colocamos altares para recordarlos y calaveras de dulce son parte de una escenografía que nos hace enfrentarnos y encontrarnos con la muerte de una manera distinta.

“Para el habitante de Nueva York, París o Londres, la muerte es la palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios. El mexicano, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente”, afirmaba Octavio Paz.

Sin embargo, en medio de la festividad hay otros muertos de los cuales no podemos olvidarnos y que nos duelen como país porque nos significan una derrota como sociedad.

Me refiero a los mexicanos que murieron por la violencia. En 2022 se registraron 88 homicidios diarios. En nuestro país de acuerdo al Sistema de Seguridad Pública cada 2.4 horas se registra un feminicidio.

Al menos 686 personas murieron al intentar cruzar la frontera. En la famosa e inútil “guerra contra el narco” de Felipe Calderón más de 153 mil jóvenes fueron asesinados por el crimen organizado. De acuerdo a la organización civil Mexicanos contra la Corrupción en nuestro país más de 111 mil personas salieron un día y nunca más les volvieron a ver.

“Les llaman “desaparecidos”, pero sus familias aún los esperan en casa. Durante los últimos tres sexenios, en promedio han desaparecido 16 personas diariamente, sin embargo, el problema ha empeorado en cada administración”.

La incertidumbre que viven muchos mexicanos por no saber si su familiar está vivo o muerto también mata. La violencia en el país nos ha enfrentado diariamente con la muerte, pero aquí no hay fiesta, por el contrario, son los otros muertos que nos duelen como sociedad y que no nos pueden ser indiferentes.

Written by Redacción

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