Redacción
Por Luis Guillermo Hernández Aranda
Tiene razón Claudia Sheinbaum cuando dice: “no cualquier mujer puede ser presidenta de México”. Tampoco cualquier hombre, porque no es una cuestión de género sino de capacidad.
En el contexto que se da la declaración, por demás desafortunada de Claudia Sheinbaum, es en la aparición como aspirante a la presidencia de Xóchitl Gálvez, que en pocos días ha levantado muchas simpatías.
“Pues representa ese proyecto anquilosado, del pasado, de corrupción. Todos ellos son iguales. No, por eso yo siempre digo que son dos cosas… continuidad de la Cuarta Transformación y ser mujer, (pero) no es cualquier mujer”, dijo la corcholata favorita del presidente.
La declaración resulta desafortunada por dos vías. Por una comete violencia política y de género, pero por el otro es que ignora la historia de Xóchitl Gálvez o al contrario la conoce muy bien y por eso le preocupa su participación.
Xóchitl no pertenece a la oligarquía política, por el contrario, pertenece a la cultura del esfuerzo y es una historia de superación. Es importante recordar que nació el 22 de febrero de 1963 en Tepatepec y es hija de padres indígenas.
De niña realizó sus estudios básicos en varias comunidades de Hidalgo. Poco después trabajó como escribiente en el registro civil de su pueblo, y luego de un año, fue nombrada la oficial primero del registro civil. Para estudiar ingeniería en computación se trasladó a la Ciudad de México, donde consiguió un cuarto de azotea, en Iztapalapa, para poder asistir a la UNAM.
Ella es beneficiaria directa de los programas sociales, de ahí que sea mentira lo que dijo el presidente que “estaba en contra de ellos”.
Xóchitl Gálvez nació en cuna humilde, en un sector que históricamente ha sido discriminado como el indígena, de ahí que no le puedan decir que es fifí. Tiene especialidades en robótica, inteligencia artificial, edificios inteligentes, sustentabilidad y ahorro de energía.
Al contrario de Sheinbaum, Xóchitl ha trabajado fuera del gobierno, ha fundado empresas y sobre todo es honesta, no busca ser la copia de su jefe político y tampoco depende del presidente para que la proteja y le haga la campaña.
