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A 90 años de la llegada de la Lucha Libre al país

Las fiestas y celebraciones para México no se terminan aún y es que hoy en el país se cumplen 90 años desde la llegada de la Lucha Libre al territorio azteca. Un deporte que se convirtió en un distintivo de la cultura, lleno de tradición y grandes historias detrás de sí, con icónicos personajes y emblemáticas leyendas que muy seguramente están clavadas en el fondo de muchos corazones mexicanos.

Y tan es así que, más allá de máscaras y cabelleras y un sinfín de caídas sin límite de tiempo, el deporte que conjunta el arte, la técnica, la rudeza, habilidad y resistencia, se convirtió en un patrimonio intangible, popular y cultural de México, así como en un fenómeno social digno de ser investigado.

En el 2016 el Senado de México declaró el 21 de septiembre como el Día Nacional de la Lucha Libre y del Luchador Profesional Mexicano.

¿POR QUÉ HOY?

Un día como hoy pero de 1993 nació la empresa de la lucha libre mexicana con la apertura de la Arena Modelo (hoy la Arena México) a manos de Salvador Lutteroth. Actualmente esta empresa es conocida como Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL).

Según el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Ángel Garfias Frías, el Día del Luchador no sólo tiene un carácter emotivo, sino que el mundo del pancracio mexicano ya sea reconocido como patrimonio de la Ciudad de México, propicia acciones que benefician a los peleadores.

La dignificación y el reconocimiento de esta profesión en diferentes espacios -totalmente necesarios- como la seguridad social y la equidad de género, son piezas fundamentales que año con año se han forjado de la manera que conocemos al día de hoy y que continúan en constante evolución.

¿CÓMO LLEGÓ A MÉXICO?

Es muy común que los mexicanos pensemos que la Lucha Libre nació en el país, y es que, al ser un deporte tan arraigado a nuestra cultura, no es descabellado el pensar en ello. Sin embargo, aunque después nació la disciplina conocida como Lucha Libre Mexicana, ésta llegó desde Estados Unidos, país en el que Lutteroth González lo encontró de casualidad.

Lutteroth, antiguo miembro del Ejército de Álvaro Obregón en la Revolución Mexicana, fue invitado en 1929 por unos amigos a ver una función de lucha libre en El Paso, Texas y de inmediato le vio a este deporte un potencial de triunfar en un México que se modernizaba.

“Don Salvador entendía que México, después de la Revolución, entraba en una etapa moderna, en la que la población tenía cada vez más posibilidades de una vida pública activa y estaba ávida de otro tipo de actividades. Antes de la Revolución, la vida pública era intensa, pero reservada sólo a clases altas”, explicó a EFE el historiador del CMLL, Hugo Monroy.

Tras siete años de lucha en la Revolución Mexicana, Lutteroth entendió que el país cambiaba y después de fracasar con su primer emprendimiento, una fábrica de muebles y de mesas de billar, apostó su capital para fundar la Empresa de Lucha Libre Mexicana (EMLL), hoy CMLL, que institucionalizó este deporte en el país.

Esto lo hizo al asociarse con dos empresarios, Mike Corona y Francisco Ahumada, quienes conocían el negocio de este espectáculo en Estados Unidos y le permitieron aprovechar a dos de las figuras de ese país que fueron boicoteadas.

“Se enteró que algunos luchadores como Jackie Joe o el Charro Aguayo estaban siendo boicoteados en ese país porque eran realmente buenos y hacían quedar en ridículo a los luchadores norteamericanos. Hay una anécdota en una lucha del Charro Aguayo, una persona se subió a ponerle una pistola en la cabeza para que dejara de luchar, los estaban relegando”, recordó Monroy.

Al principio, los combates eran protagonizados por gladiadores extranjeros, de países tan lejanos como Siria o China. Los primeros competidores mexicanos se forjaron en la Escuela del EMLL, que hasta hoy existe, donde se enseña la técnica de México, una de las mejores del mundo.

“La diferencia entre un luchador formado por el CMLL a otro es la calidad. Hay luchadores mal preparados y se ve la deficiencia en los movimientos, en las evoluciones. Los del CMLL exigen un rendimiento al 100 por ciento porque la gente paga por un espectáculo”, señaló el Último Guerrero, una de las figuras de la compañía de Lutteroth y profesor de la escuela.

Desde hace 90 años, en el CMLL se enseña la lucha olímpica como la base de la escuela mexicana, además de cómo hacer química con el público, según confesó el director general del CMLL, Salvador Lutteroth Lomelí, nieto de Lutteroth González.

“El estilo clásico que practicamos nunca pasa de moda. Es algo que permanece. La gente sigue disfrutando del llaveo, del contrallaveo”, defendió el jerarca de la compañía el mantenerse con combates tradicionales sin usar objetos para que sus gladiadores se golpeen o modalidades extremas, como la mayoría de sus competidores.

Otro legado del CMLL es la Arena México, llamada como la Catedral de la lucha libre, ya que en ese recinto, uno de los primeros en el país en ser pensado para este deporte, se han forjado las máximas leyendas del país como El Santo y Blue Demon.

“Tengo 30 años luchando y en esta arena es diferente porque el público es diferente, muy conocedor y el público sabe quién sabe luchar y quién es un improvisado”, afirmó al medio antes citado, Tiffany, una de las estrellas de la división femenina.

LA LUCHA LIBRE QUE NO ES CUALQUIER COSA

En el país existen dos empresas de lucha libre que se conocen más que el resto: el CMLL y la Triple A; la primera se transmite a través de streaming. Existen empresas más chicas que se van creando y desvaneciendo, de hecho, en algún momento -según el investigador universitario- existieron entre 300 y 400 empresas de lucha libre. en todo el territorio.

Para ser luchador, no sólo se necesita ser fuerte y “entrarle a los golpes” pues, también se requieren habilidades de aguante, elasticidad, resistencia al dolor, tolerancia a situaciones extremas y tumbling.

Además, hablando de cosas técnicas, también se requiere una licencia para luchar, misma que se obtiene con previa aprobación en un examen profesional de lucha libre.

La convocatoria es dos veces al año y se gradúan alrededor de 50 luchadores.

Hoy unas de las máscaras más valiosas son las de L. A. Park, Psycho Clown, Pentagon Black y Carístico (antes El Místico).

Actualmente, la más valiosa quizá es la de Rush, el luchador rudo más importante del CMLL.

Con información de UNAM Global y EFE

Written by Redacción

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